jueves, 17 de noviembre de 2011

En racha


Fue un viernes agotador. Tanto para mí como para ella. Y es que ese día ya llevas el cansancio acumulado de toda la semana, y se nota.

Pero aún así decidimos salir de fiesta. A pesar de todo, teníamos ganas de pasar una noche de risas, confidencias y alcohol. Salimos dispuestas a todo.

Llegamos al bar. Al de siempre. Ya nos conocen. Es llegar a la puerta y los de seguridad ya nos saludan. Por no hablar de los camareros. Casi los veo más a ellos que a algunos de mis amigos. Pero también he de decir que si pudiera iría más a verlos, y es que hay que ver como están… ¡No se a cual elegir! Bueno, si lo sé… jijiji

Esa noche había fiesta de una facultad, para sacar dinero para el viaje de fin de carrera, y hacían bingo.

Mi amiga y yo decidimos comprar un par de cartones a medias, para probar suerte, y si nos tocaban 50 €, pues eso que teníamos. Mitad para cada una.
Pero cuando llegó el momento de empezar el sorteo, dijeron que no, que el premio no era dinero. El premio consistía en un día de Spa para dos personas.
Y yo le dije a mi amiga en broma: “Yo ya me estoy visualizando en el Spa”.

Desde el momento en que empezaron a sacar el primer número no paramos de tachar números, hasta que… alguien cantó bingo. ¿Por qué cantaban tan pronto? ¡Sólo nos faltaban dos números!

Por suerte para nosotras el bingo era incorrecto y el sorteo continuó. El siguiente número en salir fue el 22, que era nuestro así que sólo nos faltaba el 77. Y dos bolas más y… ¡¡¡el bingo fue nuestro!!!!

Todavía me acuerdo como grité cuando vi que nos había tocado. De hecho, he estado varios días un poco afónica de la emoción de esa noche.

Me gustó sentir ese momento de poder. De sentir las miradas de envidia de la gente. De decir que he ganado yo. Que soy yo (bueno, y mi amiga) las que vamos a disfrutar de un día en un Spa.

Menuda borrachera cogí. Como hacía días que no la cogía. Pero es que no era para menos. La ocasión lo merecía.
Aunque ya no mereció tanto la pena el tumbarme en la cama y empezar a notar el eje de rotación terrestre. ¡Que manera de girar la habitación!

Tengo la impresión de que después de todas las cosas que me han tocado este año, la gente ya no me empieza a tomar en serio y que en algunos de mis amigos he despertado la envidia.

Pero bueno, la vida es así, y nunca me había tocado nada. Así que voy a aprovechar mi buena racha, mientras dure…

miércoles, 26 de octubre de 2011

Un golpe de suerte

Un golpe de suerte me llevó a ganar el viaje de mi vida. Está claro que si no juegas, no ganas. Y yo jugué, y la suerte y el azar, decidieron que yo fuera la elegida entre miles de personas.

Todo preparado. Y unos días antes un golpe de mala suerte (que prefiero no recordar…) me dejó tirada. A mí, a mis sueños y a mis ilusiones… Todo perdido.

Pero hace unas tres semanas volví a tener otro golpe de buena suerte.

Compré el CD que acababa de sacar a la venta un artista llamado X, y me dieron la opción de entrar en el sorteo de dos entradas para uno de sus conciertos con pases VIP para conocerlos.

Me apunté porque de los cinco conciertos que iban a hacer en mi ciudad, no había podido conseguir entradas para ninguno. Todas las localidades estaban agotadas hace meses. Y como no perdía nada por intentarlo, pues lo hice. Y gané. Volví a ser la elegida.

Fuimos al concierto, yo y el acompañante que elegí. Entradas para la primera fila del palco. Vistas espectaculares. Concierto inolvidable. Dos horas llenas de sensaciones. Ay como me gustaría volver a vivir ese momento!

Acabó el concierto y nos dirigimos a la sala VIP. Como me gustó la sensación de enseñar los pases y que nos retiraran la cadena para poder pasar. Por un momento sientes el poder en tus manos. Una extraña sensación que no se si volveré a sentir algún día.

Entramos a la sala. Tal y como nos habían dicho estaba llena de comida y bebida. Algo que va muy bien cuando tienes que estar una hora esperando que venga el personaje público en cuestión.

Dos Coca-Colas y unos cuantos pinchos de tortilla más tarde, llegó. Ya habíamos conocido a toda la banda, pero por lo menos llegó. Que de eso se trataba. Hubo fotos. Autógrafos. Y una breve charla. No estuvo mal el encuentro y la experiencia en sí.

Lo que tengo claro después de estos dos golpes de suerte en tan breve espacio de tiempo, es que este año voy a jugar a la lotería.

Quien sabe… Quizás sea mi año de suerte.

O quizás esté influyendo el buda de la suerte que me regaló una amiga de mis padres antes de venir a visitarnos hace un año o así. Me dijo que antes de venir a vernos que había visto algo, y que por eso me lo traía. Ella es algo “bruja”, por decirlo de alguna manera. Yo nunca he creído en estas cosas, pero igual es el momento de creer.

Yo, por si acaso, seguiré apostando.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Echarte de menos no entraba en mis planes...


No quería echarte de menos. No tenía ganas de despertarme por la mañana con tu imagen en mi cabeza. Y de irme a dormir, todavía pensando en ti. En tu sonrisa que enamora. No. No quería…

No quería tener una sensación de vacío dentro de mí. De angustia al pensar que estarás haciendo. Donde estarás. Con quien. Si te estarás acordando de mí…

Al principio mi plan, mejor dicho, nuestro plan, era solamente sexo. Aunque fuera virtual. Pero a veces los planes no salen como uno espera. Y en mi parte del plan no había nada escrito que dijera que te fuera a echar de menos. ¿Quién cambió las reglas del juego sin avisarme?

Pero el corazón no entiende de razones. Sólo entiende de sentimientos. Y yo lo que siento en estos momentos es que te echo de menos. Mucho. Te extraño como nunca he extrañado a nadie.

Tú eres el culpable de dibujar sonrisas en mi cara. El culpable de que sueñe cosas imposibles por las noches, aunque tú digas que no son tan imposibles. El culpable de que me sienta como una estúpida cuando me dices que has pensado en mí.

Como me gustaría que estuvieras aquí. Sentir tu respiración. Que me miraras a los ojos y me dijeras que tú también me echas de menos, que me dieras un beso y me abrazaras tan fuerte que en ese abrazo se detuviera el mundo.

Como me gustaría que estuvieras a mi lado.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Fantasias Sexuales


Todo el mundo tiene una Fantasía Sexual. Y el que diga que no, miente.
La mía es hacerlo en una playa. De noche. Tirados en la arena y las olas mojándonos los pies.
Pero no se va a realizar (por eso es una fantasía…) porque donde vivo no hay playa. Así que seguiré esperando (pero a encontrar a alguien. No a que la playa venga hasta aquí…).

Una de las fantasías sexuales de muchas mujeres es hacer el amor de forma salvaje (bueno, eso a mí tampoco me importaría…). Llegar a casa, que tu pareja esté preparando la cena (esto de por sí solo ya sería una fantasía), acercarte a él por detrás, arrancarle el delantal y hacerlo en la mesa de la cocina... Pero creo que esta escena, llevada a la vida real, no sería muy práctica: con las piernas colgando, clavándote un tenedor en la nuca, y desollándote el culo con el rallador del pan.

No. Creo que no es buena idea. Aunque en las películas mezclen sexo y comida, y salga bien, no quiere decir que a nosotros nos vaya a quedar tan limpio y morboso. Como en “Nueve semanas y media”.  Con las fresas, el melocotón en almíbar, a ellos les queda una escena explosiva, pero ¿qué tiene de sexy hacer macedonia encima de tu pareja? Porque el almíbar tiene una característica muy poco erótica, y es que a los tres minutos se seca... y se queda como el Loctite. Pero como en la película cortan, tú no te enteras de eso hasta que te da por probarlo en casa y no es lo mismo. A ti te toca irte a la ducha, con la cabeza pegada a la de tu pareja, con el culo en pompa y caminando hacia atrás. Como dos siameses.

Pero la muestra más clara de que las fantasías nunca deberían llevarse a cabo es cuando tu pareja se empeña en hacer el amor en la bañera. Aquí la fantasía es conseguir hacerlo sin romperte nada. Para empezar... muy, pero que muy erótico.... no es. Él se mete, y se queda encajado en la bañera, con las rodillas en las orejas, y el periscopio intentando asomarse. Y va el cachondo y te dice:
-¡¡Venga, métete!!
Y claro, como él ha cogido el mejor sitio, a ti te toca poner el culo encima del tapón y que te dé el grifo en la nuca. Y entonces empieza a moverse todo apasionado. ¡Y se monta allí una marejada...! ¡Chaf, chaf...! Aquello parece "La Tormenta Perfecta"...
Entonces te dice:
-Vamos a probar otra postura ¡Ponte tú encima!
En ese momento se sale el tapón y el desagüe te hace ventosa... y piensas "este ha organizado un trío sin avisarme" Y cuando te das cuenta de que es el tapón le dices:
-¡¡Que se sale el agua, que se sale el agua!!
Y él: No te muevas, busca el tapón...
Tú, tanteando, agarras lo primero que encuentras...
-Y él grita: ¡¡Eso no es el tapónnn joderrr!! ¿no ves que hay dos?
En ese momento, ya solo se te ocurre una solución:
- Cariño, ¿por qué no nos vamos a la cama?... Pero a dormir ¿eh?
¡¡¡QUE AHORA SÍ QUE ESTOY AGOTADA!!!

lunes, 19 de septiembre de 2011

La Primera "Quedada"


Domingo. 18 de Septiembre. Son las 18:00 horas y llego al punto de encuentro. No hay nadie. Miro el móvil esperando encontrarme algo pero no se el que es exactamente. No tengo nervios. Ni vergüenza. Sólo curiosidad y ganas de verlas.

A los pocos minutos aparece una chica a mi alrededor. Está fumando un cigarro y mira a los lados esperando encontrar a alguien. Pienso si será ella pero no le digo nada. Ella tiene el mismo pensamiento que yo, y tampoco dice nada hasta un rato después, justo cuando yo le iba a preguntar. Las dos éramos la persona que estábamos esperando. Nos pusimos a hablar de esto, de lo otro, un poquito de nuestras vidas. De cualquier cosa que nos ayudara a conocernos un poquito mejor y es que no nos habíamos visto nunca. Éramos “amigas virtuales”.

Al rato de estar hablando se paró otra chica. Nos miraba con el mismo pensamiento que nosotras habíamos tenido al principio: “¿Serán ellas?”. Y sí, acertó. Ya estábamos tres, pero aún faltaba la cuarta. Ella vino lanzada al grupo, porque no tenía sospechas de si éramos o no éramos, ya que era el único grupo de nuestra edad que había allí en ese momento.

Y así nos encontramos y nos conocimos cuatro chicas completamente desconocidas pero con algo en común: todas estamos solas y tenemos ganas de conocer gente.

La “amistad virtual” surgió a través de una página de Internet para Singles (que palabra más rara para describirnos, ¿no?) y ahora hemos cruzado la pantalla del ordenador para vernos las caras.

Seguro que hay personas que esto no lo entienden o nos toman por locas, pero en esta época en la que vivimos, yo lo veo como algo normal. Es una forma como otra cualquiera de hacer amigos.

Tomamos algo en una terraza. Cada una habló de sus motivos para inscribirse en esa página, de su trabajo, de su vida sentimental (la que tenía algo que decir… no era mi caso) y así se hizo la hora de ir al cine. La película escogida: “Lo contrario al amor”. Yo, principalmente, tenía muchas ganas de verla y no me defraudó. Salí encantada, y con ganas de quedarme encerrada en un ascensor para que venga a rescatarme Hugo Silva. Esto no viene al caso del post, pero me apetecía que lo supierais. Es un dato que no me puedo guardar en mis adentros.

Después del cine, aún nos quedamos un ratito en la calle hablando (que eso se nos da bien), y prometiéndonos que volveremos a vernos, pero esta vez para irnos de fiesta. Pero eso ya será para el mes que viene.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

¡Quiero dormir!



Soy una persona que nunca me suelo quejar de los ruidos de los vecinos. Más que nada, porque algún día también puedo hacerlos yo. Pero creo que estoy llegando a mi límite, y desde aquí quiero hacer un llamamiento a mis vecinos del 9º 1ª:

“Queridos vecinos:

Todos hacemos ruidos alguna vez. ¿Pero es necesario que os pongáis a las 3 de la tarde, casi todos los días de la semana, a taladrar? No se si os habéis dado cuenta de que hay gente que a esa hora quiere descansar un ratito en el sofá porque luego tiene que volver al trabajo… No es por nada, pero debéis de tener ya la casa como un queso gruyere.

Tampoco os digo nada cuando os ponéis a discutir a voz en grito como si no hubiera mañana, que a veces tengo que apagar la tele porque se me acoplan vuestras voces. ¿Qué necesidad tengo de oír como le dices a tu mujer que es una perra?

Y para colmo la niña. A mi me gustan mucho los niños, y espero algún día poder tener por lo menos uno, pero sólo pido que no sea tan gritona como la vuestra. Aunque a cualquiera de los dos padres que haya salido, va fina!

Que entre semana se levante pronto no me molesta, porque todos madrugamos, pero que a las 5 de la mañana me despierte llorando como si se hubiera tragado un altavoz, ya no me hace tanta gracia. Eso de estar media noche despierta porque llore vuestra hija, no entraba en mis planes. ¿Qué le dais de comer a esta niña para que llore y grite con semejante potencia?

Por no hablar de los fines de semana. Esos dias que espero ansiosa para poder dormir sin oir el despertador, pero nada de eso… Tu mujer me despierta a las 8 de la mañana mientras le canta rancheras a la niña… ¿No sería mejor una nana, para calmar a la fiera?”

Y después de estar media noche en vela oyendo llorar y gritar a un niño, y a la mañana siguiente tener que venir a trabajar con unas ojeras hasta los pies, he llegado a las siguientes conclusiones: Que el día que tenga un hijo, le pondré un botón para bajarle el volumen (aunque sea en el ombligo) y a poder ser, me insonorizaré la casa, para que mis vecinos no tengan que sufrir lo que a mi me está tocando.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Mis Sueños

Dicen que los sueños pueden hacerse realidad. Pero no vale sólo con soñarlo. Tienes que perseguirlo. Hay veces que podrás alcanzarlo. Otras que no. Y otras veces en las que sólo lograrás rozar la meta.

Yo, en poco tiempo, he pasado por todas las etapas.

El sueño de mi vida es ir a Nueva York. Y lo he perseguido. Y lo conseguí. Bueno, mejor dicho, estuve a punto de conseguirlo.
Llevaba meses todo organizado. Billetes de avión. Alojamiento. Tours… Y cuatro días antes, la “amiga” con la que iba a ir, me dejó tirada.
No os podéis hacer idea de la rabia e impotencia que sientes en esos momentos. Saber que has estado a punto de cumplir tu sueño, y al final sólo has podido rozarlo.
Y no se si es peor la decepción que sientes, o la vergüenza de tener que decirle a todo el mundo, que al final no te has podido ir a cumplir tu sueño. Que el viaje que has planeado con toda la ilusión del mundo, se ha ido a la mierda.

De esta decepción ya ha pasado un mes, así que ya empiezo a ver las cosas de otra manera. En cierto modo, me ha ayudado a superar mi “mal sueño”, otro de mis sueños.

Creo que estoy soñando con Él desde la primera vez que lo vi en la tele/cine. Y si no fue desde la primera vez que lo vi, fue desde la segunda. Desde entonces lo he seguido (nunca físicamente, que quede claro…) por todos los medios que he podido.
Pero un día, hace ya más de dos meses, te cruzaste en mi camino virtual. Yo te hice una simple pregunta, una tontería, sobre una publicación que hiciste. Me sorprendió tu respuesta, pero más me ha sorprendido que durante todo este tiempo me sigas buscando. Nunca me imaginé que fueras así, y menos conmigo. Me has sorprendido mucho, no sabes cuánto.

Seguro que estaréis pensando que lo único que quiere es entretenerse, pasar un rato conmigo y si luego te he visto, no me acuerdo… Sinceramente, no me importa. Porque aunque sólo sea un ratito, ese ratito lo ha perdido conmigo, y cuando te sientes tan sola como me siento yo muchas veces, eso se valora mucho.

El viernes por la noche, después de hablar contigo durante dos horas, me fui a dormir y, ¿a que no sabes que soñé? Que estaba contigo en Nueva York.

Una conjunción de sueños perfecta.